Por: Amanecer

Hoy es uno de esos días en los que deseo ser libre, libre de mí y de mis prejuicios. Libre de mis miedos y remordimientos. Hoy es uno de esos días donde la montaña rusa me ha tenido dando vueltas y vueltas.

Hoy después de tanto tiempo desperté cuestionándome. ¿Por qué? ¿Por qué no soy como las demás mujeres? ¿Por qué a mí la vida no me dio un tercio de inteligencia, una libra de carácter?… ese sí que es importante. Y si, también belleza

A mi edad a un no he podido mirarme al espejo sin sentirme mal, sin comparar lo que tengo de más con lo que realmente me gustaría tener. Hay días en los que me quiero mirar al espejo sin castigarme, pero no puedo por más que intento no puedo verme diferente.

No sé, realmente no sé, por qué soy así conmigo misma, pero lo que sí sé, es que la percepción de mí, me ha acompañado siempre, desde muy niña.

Me imagino que soy una de esas tantas personas que no recuerdan mucho su infancia. Pero en especial yo siempre recuerdo que desde pequeña me costaba verme de forma diferente, ser especial conmigo misma. 

Este espacio, esta oportunidad para escribir me permite expresar mis más profundas frustraciones. No pretendo nada más allá del hecho de abrir mi corazón y soltar por un momento todo esto que me pesa y que no es fácil de expresar abiertamente.

En este punto ya no quiero hablar más de mí, me duele, me lastima. Pero de alguna u otra manera me doy cuenta de que duele un poquito menos si lo expreso de esta forma.

No sé cuando vuelva a sentarme a escribir nuevamente algo que me permita desahogarme, sin antes estarme cuestionando, durante un buen tiempo, por haberlo hecho.