Por: Amanecer
El día de hoy aprendí que soy un ser humano como cualquier otro, y por ende, me puedo perdonar cada vez que me equivoco. Hoy me di cuenta que soy frágil, que no siempre tengo que llevar conmigo puesta mi armadura, esa que me hace verme fuerte, ruda y hasta implacable. Hoy aprendí que no siempre debo ser yo el piloto del avión llevando a todos los pasajeros del vuelo, seguros y tranquilos. Descubrí que yo también puedo ser un pasajero más en ese avión, no necesito ser el capitán del barco y tener que llevarlo feliz al puerto de la embarcación, no importa si navega en la tormenta, no siempre puedo ser yo el capitán. Hoy aprendí que no siempre es necesario encabezar la tropa para ganar la batalla.
Hoy me di cuenta que soy una mujer frágil, una mujer de cristal, ese descubrimiento. ese hallazgo me acerca paso a paso a sentir empatía por mi misma, ser frágil no es malo, es darse cuenta que hay que sanar heridas profundas, ser frágil me abre la puerta a romperme en muchos pedazos y volver a armarme nuevamente pieza por pieza, en un arduo, pero necesario, proceso,
¡Soy frágil!, tan frágil que quiero aprender a bailar, quiero hablar sin miedos, sin penas.
Soy frágil, soy de cristal y descubrirlo me ayuda a sentir la necesidad de soltar muchas cargas que se están volviendo duras de llevar.
Ser frágil, ser de cristal me hace sentir ganas de aprender a perdonarme, ser frágil no necesariamente debe dejarnos expuestos a los ojos de los demás, ser frágil o de cristal me invita a ser más razonable conmigo misma y a cambiar de esfero a lápiz la forma en que escribo una nueva historia en mi vida.