Por: Amanecer

Todas las mañanas me despierto luchando contra mis propios demonios y todos los días les doy la razón.

No se imaginan lo horrible que es eso, miles de voces gritando en tu interior, furiosos contigo pues no eres eso que a lo mejor ellos esperaban. Tal vez por eso me atacan. Es tan difícil tener que seguir en pie, vivir cuando en tu interior alguien te está gritando: ¡TÚ NUNCA DEBISTE HABER NACIDO! O siempre escuchar una frase como: ¡DEBERÍAS ESTAR MUERTA! ¡MÍRATE, ERES UN ERROR! LA NATURALEZA SE EQUIVOCÓ DEBIÓ HABER SIDO ALGUIEN MÁS, PERO NUNCA TÚ OCUPANDO ESTE LUGAR.

No, no es fácil contar esto, no es fácil hablar de esto; pero hay que hacerlo y más cuando he venido notando, de un tiempo para acá, que no es normal como yo creía. Es decir, desde siempre he sentido que no encajo en ningún lugar, que soy una persona X, que a nadie le importo y que por ende no les importa lo que pasa en mi interior.

Pero últimamente les escucho, a las personas que me rodean, decir que soy una persona muy “inteligente”. Y sí, tal vez puede que sea verdad, que si soy “inteligente” como ellos dicen; pero, ¿qué hago con todo esto que soy? Tengo tan arraigado en mi interior batallas perdidas, muchos temores, además de rencores. Son como un órgano más en mi cuerpo, un hueso más de mi esqueleto, un tejido de mi piel.

¿Qué se hace con eso cuando a alguien más se le ocurre que sí, siempre sí eres una persona inteligente valiente y capaz?

¿TODO ESTE TIEMPO, PERDÍ MI TIEMPO? Es decir, pude haber obtenido más y solo me conformé con eso que le arrebaté a la vida, por si de pronto me dejaba sin nada.

¿Qué hago con todo eso que construí, que yo pensaba que estaba bien cimentado, pero que siento que está a punto de derrumbarse? Siento que para mí ya es tarde para empezar desde ceros. Siento que a mi edad empezar una batalla por una independencia emocional y una libertad, sería un verdadero desastre. 

Aunque una parte de mí se imagina cómo sería, si yo un día tuviera el valor de dejar a mi pareja, con quien llevo viviendo no toda la vida, pero sí muchos años. Y a quien honestamente ya no amo (es verdad la costumbre existe) el sentimiento es mutuo, él a mí ya no me ama, pero ninguno de los dos sabe cómo separarse y empezar de nuevo una nueva vida. Estamos juntos por la famosa obligación moral de ver crecer a nuestros hijos junto a un papá y una mamá.

Eso es algo que también se lo debo a mis voces internas, a mis demonios que me dicen… mejor, que me gritan, que yo no me puedo quedar sola, que a estas alturas cómo voy a hacer para luchar. Que la situación mundial no está para que yo salga y lo deje todo atrás.

¡Qué triste! Tengo claro que ya no hay amor, pero ninguno de los dos sabe cómo irse. A él se le apago la luz cuando me miraba. Ya no protege con sus brazos, ya no me acaricia con sus manos. Y yo, yo ya no lo espero con ansias, ya me cuesta estar cerca de él, estamos tan cerca y a la vez tan lejos.

Cómo quisiera tener el valor de irme. Cómo quisiera callar esas voces que todos los días me recuerdan que yo debería estar muerta. Cómo quisiera tomar los hilos de mi vida y ser yo quien los maneje. Cómo quisiera vivir, pero sé que es muy tarde para mí.